Los estaba esperando en la esquina de la calle 48 y 6 cerca de Times Square. Parecía ser que acababan de cumplir unos de sus mayores deseos mientras estábamos visitando la ciudad de Nueva York con mis padres hace seis años. Mis dos hijos acababan de pasar la tarde en esta zona histórica en la calle 48 rasgando guitarras y probando los teclados en las tiendas de música. A través de mi lente capte esta imagen sin darme cuenta que este momento marcaría nuestras vidas de una manera impactante.
Avancemos rápido unos cinco anos a las aplicaciones universitarias y cartas de aceptación. Fue preciso en ese momento cuando recibí el golpe aterrador! Las conversaciones que tanto habíamos tenido se habían convertido en una realidad. Se les abrió puerta para estudiar en las escuelas que tanto anhelaban. Mis hijos empezaron a decir que perseguirían sueños que yo no estaba en condiciones de financiar, decidieron entrar por puertas que yo no podía abrir, seguir un camino que nunca había caminado, y caminar en las aceras que nunca había visto. Siempre pude traer una contribución a sus proyectos, ya sea en cualquier forma (influencia, conexiones, dinero, etc). El simple hecho que yo podia traer algo a la meza me aseguraba de alguna manera, que íbamos en el camino correcto. Si no se podia captar una garantía o no era posible ver una línea de puntos clara, asumía automáticamente que nos habíamos desviado del plan. Hasta ahora, todos los riesgos y los sueños se alentó siempre y cuando yo no me extendiera mucho más allá de mis capacidades, y que no se borrara la visibilidad del horizonte. Lamentablemente ni uno de mis hijos se detuvo en “ensanchar el lugar de sus tiendas” Isaias 54:2. Estos dos chicos tomaron Dios a su palabra y procedieron a recorrer a través de territorio desconocido. Ellos fueron agresivos a seguir sus sueños. Poco sabían que me iban a arruinar para siempre.
Permítanme compartir con ustedes lo que he encontrado en los escombros y el resultado de estos arranques. Estas son las cosas que ya no volverán a su estado anterior. Dios destruyó estas fortalezas en mí y estoy siempre agradecida por la transformación.
Mi vista quedo arruinada:
Dios me enseñaría que ahora no iba ser posible confiar en lo que se ve. De ahora en adelante tendría que confiar en su palabra. Como se procedió a rescatar lo que el enemigo trató de robar hace generaciones, me enteré de que tenía que confiar en Dios con todo mi corazón. No podía caminar por vista, pero ahora tenia que caminar por fe. ¡¡¡Cada día!!! Había esos días en que nada a mi alrededor indicaba sostener los planes de Dios, pero sé que mi Dios es “el que llama a las cosas que aún no existen como si ya lo existen” Romanos 4:17. Mi manera de ver las cosas cambio para siempre.
Mi mente estaba en ruinas:
Dios ordenó un funeral para mis tradiciones y mi vieja manera de pensar. Aunque me resisti , tuve que rodar la piedra sobre el sepulcro donde mis pensamientos, temores y los viejos patrones de pensamiento se sepultaron. Dios tuvo que deshacerse de estos elementos. Eran una amenaza que podría desdibujar y obstaculizar la agenda de su Reino y me ordeno “que renovar mi mente.” Romanos 12: 2. Mi vieja manera de hacer las cosas, la resolución de problemas, y las tradiciones ya no podían ser mis compañeros mientras guío a mis hijos a sus nuevos caminos . No hay uso para ellos en el nuevo lugar que nos lleva Dios.
Mis manos recibieron una nueva asignación:
Las mismas manos que cargaron a estos pequeños, que los acariciaban, y los alimentaba tuvieron que aprender nuevos hábitos. Dios dijo: “Por este momento no voy a necesitar tus manos en este proyecto… levanta tus manos al cielo y alabame, solamente.” Esto fue tan difícil para mí! Yo sabía que tenía que dejar ir y dejar que Dios diseñara el plan! Había sido fácil soltar otras cosas, otros proyectos, otras peticiones, pero éstos eran mis hijos! Dios me señaló en ese moment a Jocabed, la madre de Moisés. Me mostró como ella soltó la canasta en las aguas infestadas de cocodrilos. Me pude imaginar a Jocabed resistiendo soltar la canasta que contenía el tesoro de su vida, Moises. Dios despego sus dedos del la canasta y le susurró al oído: “Yo me encargo. Es mio.” Ella lo tuvo que soltar y de la misma manera también los solté.
Dios tiene un plan divino para ti, para mi y para nuestros hijos. No te asustes cuando Dios los active en su agenda. No te preocupes cuando sus planes van mas allá de lo que tu puedas manejar or controlar. Mi oración para ti como amiga, hermana, y madre es que permitas que tus hijos, tu cónyuge, o a tu misma, soñar más allá de tus fronteras. Tal vez Dios despertara en ti un poco o mucho, al igual como lo hizo conmigo. Sin embargo, deja que Dios te alinee con su visión, sus proyectos, y su agenda. Nuestras vidas son parte de la grande historia que se escribe hoy. Es un privilegio ser un personaje de potencial y destino en este gran proyecto del Reino. No tengas miedo, Dios se encargara.
Hace unas semanas mi hijo mayor regreso a la Universidad de Cornell en Nueva York y mi hijo menor asistiría la Universidad de Nueva York en la misma ciudad que pensábamos que solamente estábamos visitando. Yo crecí en la frontera y fui de la primera generación que logro graduarse de la escuela secundaria aquí en los estado unidos. Me emociono cuando veo esta foto tomada hace años, mientras eran solamente unos adolescentes. No tenía idea de lo que Dios movía y sembraba aun en sus corazones allí en esa experiencia. Me gusta pensar que capte ese preciso momento.