Hace doce años empece a correr para mi salud y bien estar. A través de los años desarrolle un deleite en este ejercicio y me gusta correr a todas horas. He sometido mi cuerpo a correr en diferente estaciones del año. En Texas correr en el verano puede ser insoportable y similar a un orno de fuego porque las temperaturas llegan muy altas. Hace algunos años tuve un impulso de ir a correr en pleno julio cerca de las 11 de la mañana. No se porque. Para entonces, era cerca de 100 grados F o(37 grados C). Por alguna extraña razón, me atreví. No es necesario decir que el calor me golpeó sin misericordia . Que esperaba? Era una locura correr a esas horas. Juré que no volvería hacerlo. Lo interesante es que al día siguiente tuve el impulso de hacerlo de nuevo. Claro que seria mas fácil correr temprano de mañana, pero algo me impulsaba hacer algo diferente. Antes de que me diera cuenta, me encontré siguiendo este impulso una semana entera. Mis amigos y familiares que se enteraron me advirtieron del riesgo que estaba tomando. Por supuesto que a mi también me daba temor. Cuando llegaba a casa me tardaba para recuperar mi cuerpo y mi mente.
En esos días, Dios habló y me dijo: “Te estoy entrenando a a través de estas corridas. Es preparación para los valles que se atraviesan en la vida. Lo que se puede conquistar en lo natural vas a vencer en lo espiritual”.
Hay ciertas partes en el camino que no hay sombra para reposar el cuerpo ni la mente durante los golpes fuertes del sol. Esos son las más duros, especialmente cuando se encuentran hacia el final del camino. Es difícil disciplinar la mente . Yo sabía que el dolor en el cuerpo tenía que ser ignorado. No hay tiempo para darme el lujo de detenerme a descansar, era vital anular mis pensamientos de darme por vencida. Incluso aun cuando no alcanzaba respirar había que mantenerme en movimiento. Antes de que me diera cuenta , mi mente y mi cuerpo fueron entrenados para soportar el calor, para aguantar los golpes, y para seguir corriendo hacia a mi destino final.
Atrevidamente se me ocurrió invitar a mis hijos al mismo entrenamiento. Empecé con mis dos hijos mayores. Ellos se unieron conmigo en mi “corridas infernales”. Antes de que se dieran cuenta, ellos también se estaban entrenando para algo mas profundo. La imagen que inserte en este articulo es un “callejón de fuego” actual, en la última parte de nuestro camino.
- Por lo general, tomamos unos segundos debajo de en un árbol para recuperar fuerzas antes de cruzar ese callejón. En esa sombra se aplica el Salmo 91 “El que habita al abrigo del AltísimoMorará bajo la sombra del Omnipotente.”No temerás, el te librara. El cruzar tiempos difíciles no depende de tus fuerzas sino las de El.
- Establecemos los ojos en el otro lado y arrancamos! “Extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Fil. 3;14 “No te enfoques en el dolor”, les digo. “No te distraigas con las heridas, calla la voz interna que te dice que dejes de correr. Asegúrate de fijar to mirada hacia enfrente y cuidado con los tropiezos.
Con estos dos consejos aprendimos a correr en los desiertos. “Por nada del mundo te detengas en ese pedazo! Ignora tu mente que te dice que te rindas. Corre, Corre, sin detenerte y para cuando menos pienses ya llegaste al otro lado. Vas a darte cuenta que si puedes.” La distancia en la foto se ve corta, pero es la ultima parte de cuatro millas y el calor es intolerable. Cuando estas pie al pavimento se siente que este pedazo nunca termina.
“ Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” Isaías 43: 2.
No acostumbro hacer esas carreras infernales muy seguido , pero sé que estoy capacitada para hacerlo. En cuanto a mis hijos, quiero que ellos sepan lo que se siente empujar a través del dolor, de ignorar las voces que les dicen que no pueden hacerlo, ignorar las distracciones, y que mantengan sus ojos en el blanco que es Jesús! Corran la carrera asignada. Ningún infierno podrá detenerlos cuando corren en el propósito de Dios. Y si tropiezan, sepan que EL los levantara y les dará fortaleza para seguir a su destino.
Sigan corriendo, Amigos! No se detengan!
Bendiciones,
Osen de León